Soneto XXV
Antes de amarte, amor, nada era mio:
vacilé por las calles y las cosas:
nada contaba ni tenía nombre:
el mundo era del aire que esperaba-
Yo conocí salones cenicientos,
túneles habitados por la luna,
hangares crueles que se despedían,
preguntas que insistían en la arena.
Todo estaba vació, muerto y mudo,
caído, abandonado y decaído,
todo era inalienablemente ajeno,
todo era de los otros y de nadie,
hasta que tu belleza y tu pobreza
llenaron el otoño de regalos.
Opinión: Pienso que trata de decir que a muchas cosas le encoramos sentido cuando la compartimos con alguien, podemos verla desde otro punto de vista.
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